viernes, 10 de junio de 2016

HISTORIA DE LOS SUBALTERNOS

CASSIUS CLAY. LA TRÁGICA VIDA DE UN INMORTAL


miguel angel herrera zgaib


"El universo del deporte sufre una gran pérdida." Pelé.

"El boxeo se benefició de los talentos de Alí, pero no tanto como la humanidad se benefició de su calidad humana." Manny Pacquiao.

Hoy, en Louisville, Kentucky, su tierra natal, entre miles de admiradores, y acompañados por las figuras más dispares, Mohamed Alí, el campeón olímpico del peso semicompleto en las Olimpiadas de Roma, donde brilló también el prodigioso etíope Abebe Bikila, corriendo y ganando descalzo la maratón, recibió reposo definitivo a los 74 años intensa, dramáticamente vividos.

Llevaba años aquejado de Parkinson, y no pocos dicen que el deterioro de su salud, mucho le debía a las trompadas que recibió, cuando, incluso, volvió a los rines, para salvar deudas que lo perseguían. Ante las cuales la mariposa y la abeja poco podían hacer.

A diferencia de la fama que con ellas creó en el ring, donde llegó a coronarse campeón en tres oportunidades. Él decía entonces: "Vuelo como una mariposa, pico como una abeja," antes del memorable triunfo contra Foreman, el 30 de octubre de 1974.

La gloria contra Sonny Liston

"Es todo lo que soy:un hombre". Mohamed Alí.

Era el año de 1964, yo vivía en Girardot. Leía el semanario Esfera Deportiva, que me obsequiaba mi cuñado, Manuel Franco, cada vez que nos visitaba. Recuerdo cómo se anunciaba la que parecía ser la pelea del siglo,entre dos estelares del deporte, Cassius Clay y el expresidiario, rudo gigantón Sonny Liston.

Fue tal nuestro entusiasmo de jóvenes que nos dispusimos a hacer con un amigo de familia, un poema, cada uno para pronosticar y celebrar quién sería el ganador de aquella pelea, luego que Liston, si mal no recuerdo hubiera demolido al recordado Floyd Patterson.

Ninguno de los dos éramos, émulos de Silva, Barba Jacob o León, sino entusiastas versificadores, y algo hizo cada uno. Ya no recuerdo los versos que perpetré impunemente. Pero, sí el modo cómo mi cuñado elogiaba y ponderaba las virtudes de aquella belleza negra que se movía con la elegancia de un dandy en el ring, y volteaba a quien se le cruzó por el camino en nueve ocasiones.

El combate contra Vietnam

La estatura moral de Clay alcanzó las alturas, cuando se levantó contra la guerra de Vietnam en 1967, que emularon los deportistas afroamericanos que con guante negro protestaron en las Olimpíadas, y recordaron las luchas por los derechos civiles, reclamando atención para el poder negro.

Al negarse a ir a la guerra, al declararse objetor de conciencia fue multado, se le quitó el pasaporte y su licencia como boxeador, por no ir a pelear una guerra perdida antes de tiempo.

Pero, Alí se ganó el respeto de millones de seres en el mundo ofendido por la guerra imperialista que tanto dolor trajo a las dos naciones, y más a Vietnam, que aún no se repone de la depredación sufrida.

Fuerza, sarcasmo e inteligencia

"Quería a este hombre. Fue genial desde el primer momento." Paul McCartney.

"Soy el más grande." Mohamed Alí.

Clay quien cambió su nombre cuando abrazó el Islam, para dejar atrás el recuerdo de la esclavitud, no supo, o no pudo retirarse a tiempo. Cuando lo hizo en 1981, ya el daño estaba causado, y el Parkinson sacudía su esbelta figura.

Pero, antes, Alí había perdido en el Madison ante Joe Frazier, luego de dos peleas exitosas. Aquella vez, dicen, que la guerra de Vietnam se detuvo por dos horas. Después en el Zaire, en medio de revueltas noqueó a George Foreman, y volvió a ser campeón.

La última vez que saboreó las mieles en la máxima categoría fue cuando triunfó sobre León Spinks en septiembre de 1978. Después le tocó recordar y padecer en parte su sino trágico, siguiendo las máximas de su manager Angelo Dundee: "Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón."

Una despedida ruidosa

Esta vez ya muerto, más de 15 mil personas lo vitorearon, tararearon la letra de una canción que él ronroneaba, y lo acompañaron desde Bill Clinton, quien ha transformado Harlem, con sus proyectos de propiedad raíz, hasta Barack Obama, el primer presidente afro-americano. Y desde el rey de Jordania hasta el bárbaro de Erdogan, quien ha hecho del Islam una coartada para perseguir a los kurdos, negar el genocidio de los armenios e impedir el paso a los sirios e iraquíes en éxodo de sus guerras.

Pero ninguno de ellos ha querido recordar a Alí como quien denunció y luchó contra la guerra imperialista, y estuvo dispuesto a correr todos los riesgos por sus convicciones, en defensa de los derechos civiles que aún no triunfan del todo en los Estados Unidos, y muchos menos en el resto del globo que hoy lo recuerda como a un inmortal.

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