lunes, 8 de agosto de 2016

SUBALTERNOS Y LOS OTROS OLÍMPICOS.

La proeza sintomática de Jessie Owens

miguel angel herrera zgaib

Programa de historia de los subalternos

Colonialismo y decolonialidad


"En el siglo XVIII se instaura un régimen de verdad en el que la razón queda limpia de toda barbarie, puesto que esta se desplaza hacia el lejano pasado de la humanidad,...El ego cogito, sobre el que se organiza el orden clásico de la representación, ya no puede ser ni locura ni barbarie." Santiago Castro, entrevista, De la historia de las ideas a la genealogía localizada de las prácticas, p. 259.
No en vano conviene recordar al extraordinario atleta estadounidense Jessie Owens, quien fuera la figura descollante del atletismo mundial, cuando las Olimpíadas se realizaron en la Berlin nacionalsocialista durante el año de 1936.

Recordarlo sí, porque esta vez los Olímpicos son en el Brasil, una nación atravesada como la que más, por tremendas contradicciones y dilemas por resolver; y por una presencia de población afro-descendiente que se expresa en todos los niveles, donde la multitud tiene "acceso libre" para desplegar sus calidades.

Sin embargo, es sabido también cómo esta misma población ha vivido una experiencia de formación y definición desde los tiempos coloniales, donde el dispositivo racial ha cumplido un papel fundamental, y la colonialidad del poder ejercido sobre las multitudes hasta hacerlas subalternas bajo la impronta del orden del capital.

Por eso la razón del epígrafe, donde un estudioso colombiano de las genealogías, posgraduado en Alemania, Santiago Castro, nos ayuda a poner a prueba el enfoque de las genealogías, y a descubrir en presente los vestigios vivos del orden colonial impuesto por la dominación española y portuguesa.

Los deprimidos años 30

En los años 30, los estadounidenses estaban luchando para recuperarse de la depresión que se había declarado como epidemia económica en 1929, y los parados eran miríadas. En este contexto, Franklin D. Roosevelt representaba la esperanza de la ansiada recuperación, en compañía de Henry A. Wallace, un vicepresidente que iba más allá del "progresismo burgués," y perdió la presidencia enfrentado al conciliábulo que impuso a Harry S. Truman.

En Alemania era ya su canciller Adolf Hitler, ante la declinación de HIndenburg, y la pugna feroz entre comunistas y socialitas. La justa olímpica sería la oportunidad para presentar en sociedad los resultados inmediatos del "milagro alemán", y descubrir así, delante de los ojos curiosos del mundo, la pujanza de la "raza aria", y su máximo führer, de oscuros orígenes.

Claro que para entonces, los primeros damnificados en la tierra de Richard Wagner, reinventor de mitologías, eran los deportistas judíos, a quienes, de una u otra forma se les quería descalificar, hombres y mujeres, aunque hacerlo le significara al "dream team" la pérdida de valiosas preseas.

En los Estados Unidos de la reconstrucción, donde la discriminación racial funcionaba con la lógica de separados pero iguales, afectaba al deporte nacional, desde el béisbol al atletismo, pasando por el boxeo.

Sin embargo, en la delegación se incluye al extraordinario deportista que era Jessie Owens. Y en la pista y el campo del fastuoso escenario nazi, el negro rompió todas las esperanzas de "superioridad" de la raza aria, porque él barrió en 100 mts, la prueba reina del atletismo, en la que hoy, los jamaiquinos con Bolt son los reyes.

(continua)

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