martes, 27 de junio de 2017

Historia Subalterna. Segundo episodio.
REYES MATE Y LA VERDAD DE KOHL Y ALEMANIA

miguel angel herrera zgaib

Al morir Kohl, el patriarca, similar a su par italiano, Giulio Andreotti, Il Divo, pude pasar revista, en el recuerdo, a la RDA que conocí entre los años 1979/80, cuando en apariencia era impensable el desenlace que ocurrió en 1989.

Hurgando la memoria

La mayor parte de aquella temporada la pasé en Leipzig, asistiendo con regularidad al Herder Istitut, que estaba al otro lado del zoológico de la ciudad, y en aquel otoño de 1979, recuerdo ver el cuello de la jirafa africana que sobresalía del muro azotado por el tiempo, y el abandono.

Igualmente, cómo en uno de los primeros días, a las afueras del Istitut, donde conocí a Frau Wendel, hubo mitín recordatorio de Patrice Lumumba, el primer ministro asesinado en la república del Congo, cuando luchó contra el colonialismo belga, y tuvo contactos con el internacionalista Ernesto Guevara. La mayoría de los asistentes eran refugiados africanos de diversas procedencias.

Esa Alemania internacionalista, en la Leipzig de aquel tiempo, se complementaba con el hospital/clínica en el que se recuperaban de sus discapacidades combatientes, luchadores latinoamericanos de diversos orígenes. Un buen número eran nicaragüenses, otros salvadoreños, menos, quienes exhibían los estragos de las llamadas guerras de baja intensidad.

Mis rutinas de estudiante de lengua alemana, las compartí con compañeros cubanos, rusos, checos, etíopes, iraquíes, pakistaníes, mongoles, argelinos, y afganos. Pero, en los edificios relativamente nuevos, separados de la cotidianidad citadina, había también jóvenes y viejos procedentes de otros escenarios de la guerra bipolar, con predominio de la presencia asiática y africana.

Aquí, por supuesto, trabé contacto con jóvenes colombianos, mexicanos, dominicanos, cubanos, chilenos entre los que aún recuerdo. Nos veíamos en la mensa, donde almorzábamos, y cenábamos las comidas en serie, acostumbradas. Se hablaba de muchas cosas, y se publicitaban las jornadas de solidaridad que se hacían por diferentes causas.

La vuelta al pasado

Kohl a Merkel: "esas personas, particulares, amigos y seguidores del occidente y del oriente alemán."

Todo esto tenía como teatro a la Universidad Karl Marx, que originalmente era la Uni de Leipzig, que había rendido por siglos homenaje a la figura del filósofo Wilhem Leibniz, padre de la monadología.

Leibniz volvió después de 1989, con la restauración capitalista, de la que Helmut Kohl, el demócrata cristiano corrupto, fue el principal arquitecto intelectual, padre de la siguiente sentencia moral, cohonestado, según él, por el obispo de Espira: "la palabra de honor vale más que las leyes." Prueba de la secreta omertá que existió entre Andreotti y Kohl.

Aquellos hechos los menciona la columna final del escrito de Patricia Salazar, publicado el martes 20 de junio, donde se establece la ocurrencia de la sucesión entre dos demócratas cristianos, Kohl y su heredera, la ex RDA, Angela Merkel, física de profesión, a raíz del escándalo político de la CDU, en 1999.

Este acto criminal, del que era responsable Kohl, se dio durante el interregno que gobernó el SPD, de Gerhard Schröeder, 1998-2005.

La Unión Demócrata Cristiana, CDU, su líder Kohl, manejó durante los años de la "unificación", al menos 10 cuentas no registradas en su contabilidad oficial. Recibieron generosas donaciones que hasta hoy, Merkel mantiene en secreto, aunque ella fue la primera en exigirle a su padre político que revelara al público los nombres de los "benefactores."

Muerto el 16 de junio, nadie sabe, si Kohl dejó rastros de la lista negra, o tendremos que pedir la ayuda de Sam Spader, para que, con la ayuda del FBI, se descubra por fin a aquellos donantes.

De lo que no queda duda, es del destino de aquellas coimas, el vulgar y común clientelismo político. Aquellos dineros sirvieron para corromper a las organizaciones regionales, buena parte de las cuales emergían de la antigua RDA.

El interés era mantener y garantizar la vuelta de la CDU al poder, de lo cual se benefició también, por supuesto, la heredera díscola, la canciller de hierro con pies de barro, quien ganó las elecciones de 2005.

(continúa)

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