lunes, 31 de julio de 2017

MADURO TAMBIÉN GANA ELECCIONES. ES LA SEGUNDA. LA PUGNA POR LA HEGEMONÍA SIGUE ABIERTA.

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
PROFESOR ASOCIADO, CIENCIA POLÍTICA, UNAL
DIRECTOR PROYECTO SOCIEDAD GLOBAL GRAMSCI.

En el día de hoy, el editorial de El Tiempo de Colombia, nos "sorprende" con un titular de primera página, "Violencia y abstención , sello de la constituyente", y en sus páginas interiores, condena la constituyente convocada por el presidente Maduro, con el que vuelve a rivalizar el presidente Santos, opuesto en todo caso a este ejercicio que descalifica como antidemocrático.

La reacción del medio mainstream más influyente entre la clase media colombiana, la corresponsal Valentina Lares, igualmente, titula "A sangre y fuego Maduro impone su constituyente," lo que confirma esta aserción sin prueba.

Al leer estas versiones, la fuente utilizada es lo que indica la MUD, que asegura que la participación no superó los 2,2 millones, que comparan con su resultado del 16 de julio, que ella misma reportó el pasado 16 de julio, que no tuvo ningún auditaje, porque se hizo de hecho, sin el concurso ni el bloqueo directo del gobierno Maduro.

Este bloqueo sí ocurrió en la jornada electoral por la Constituyente, en Caracas, donde se anunciaba una manifestación que bloqueara el certamen de este domingo, que fue bloqueado y reprimido en los focos de desorden/resistencia.

Fue más intensa la reacción, incluidos el incendio de local y urnas, y confrontaciones en los estados donde la oposición de la MUD es más fuerte, Táchira, Mérida, que contabilizan, de acuerdo a la periodista Lares, 6 y 5 muertos, respectivamente.

Los resultados oficiales

Valentina Lares señala que al redactar su informe todavía no se conocían las cifras oficiales. Para el efecto, Tibisay Lucena, a las 11 p.m., anunció en un primer boletín público que el resultado del conteo era de 8.089.320 millones, que correspondía al 41,5 % del censo electoral vigente.

De conformidad con estas cifras, que tienen, como en cualquier ejercicio electoral público, la posibilidad de ser auditadas y contrastadas. Lo cual en ningún caso será posible con las ofrecidas por la opositora MUD, y sus aliados.

Es sabido que las actas se destruyeron, que son las pruebas de los resultados del 16 de julio, para garantizar el secreto de quienes votaron, e impedir represalias de las autoridades gubernamentales.

¿Quién ganó el domingo pasado?

Con los resultados conocidos de parte y parte, y la lucha de noticias y versiones, a la vista tenemos dos guarismos elocuentes, donde la verdad está en vilo: de una parte, 2,2 millones, según la oposición, y más de 8 millones, sin definitividad, por parte del presidente Maduro.

Mientras no se pruebe lo contrario, la Constituyente votada produjo la segunda victoria del gobernante Nicolás Maduro, y rompió con estas cifras lo obtenido por la oposición, que cuando se conoció no fue relacionado del mismo modo por El Tiempo, El Espectador, y otros.

En esta elección del domingo se requería algo más del 25 %, para aprobar la escogencia de los constituyentes, uno de los cuales, el candidato José Félix Pineda, a quien balearon en el Estado Bolívar.

¿Qué seguirá?

"Vamos a tener el intento por gobernar el país desde la constituyente, pero que no goza de ningún tipo de reconocimiento." Rector U. Andrés Bello, ET, 31/07/17, p.2.

En primer lugar, la rectificación de las versiones de prensa, y la del presidente de Colombia, quien ha intervenido en los asuntos de Venezuela, pidiendo/exigiendo que no hubiera la Constituyente.

También los académicos colombianos que descalificaron y descalifican los resultados de un país soberano; como es el caso de la U. del Rosario, cuyo rector José Manuel Restrepo, se atreve a anunciar, además, que "Vendrá un deterioro más profundo de las relaciones".

O los rectores de las universidades venezolanas en rebeldía contra el actual estado de cosas que no bajan de dictatorial. En particular, hoy se publica una entrevista con el rector de la U. Andrés Bello, en El Tiempo:
"Las elecciones de ayer forman parte de un fraude a la Constitución y a la soberanía popular, son una imposición brutal de un pequeño grupo que es el que dirige el Gobierno."

Comparando con Colombia

Conocidos los resultados de la Constituyente venezolana, conviene ahora recordar qué pasó en términos de votos obtenidos por la Constituyente colombiana, en diciembre de 1990, para quedar claros en términos de votos, para darle legitimidad y legalidad al ejercicio electoral del pasado domingo.

En nuestro país, la votación registrada no alcanzó al 30%, mientras que lo que se conoce oficialmente, a la fecha, en Venezuela supera el 41 %.

Lo que sigue, por supuesto, es darle posesión a los delegados constituyentes, y refrendar lo que los constituyentes hagan a partir de la fecha de sus deliberaciones, que sin duda tendrán que ver con ejercicios destituyentes, constituyentes; y por sobre todo, avanzar en la transformación del crítico estado de cosas.

Los gobiernos de Colombia, Panamá, EUA, España, México, Perú, Argentina, Costa Rica, Paraguay, se opusieron y se oponen a la Constituyente, y a los resultados del domingo.

Si lo comparamos con Colombia, en el ejercicio del plebiscito colombiano, supera en 10 veces la diferencia que favoreció aquí, a la oposición que entonces obtuvo una diferencia de algo más de 51.000 votos. Sin embargo, aquí se insiste por el CD, Uribe, Ordóñez, Pastrana en enjuiciar la aprobación de los Acuerdos de Paz.

Es una muestra elocuente del doble standard para hablar de democracia representativa, que no de democracia que es otra cosa, porque esta exige también dirección de la multitud ciudadana, y la que podría votar superaría a los 19 millones.

De la legitimidad legal a la hegemonía

En términos absolutos, la votación obtenida por el PSUV y el gobierno de Maduro, de acuerdo con el total de votantes posibles, que se señala fue de 41 %, el 59% no la votó, porque en Venezuela como en Colombia no existe el voto obligatorio.

Así las cosas, en materia de legalidad y legitimidad, aquí como en el hermano país, no es posible cuestionar el resultado. Otra cosa es el asunto de la hegemonía, de la dirección de la sociedad venezolana, porque hay una oposición que dice haber obtenido 7,6 %, según sus propios conteos, a lo que el gobierno replicó en su momento, por el contrario, que el resultado efectivo, no superó entonces, los 4 millones.

La herida de la disputa hegemónica no se ha sellado, mucho menos curada. Está abierta, pero la multitud ciudadana que se expresa, aunque dividida, conserva una diferencia en materia de representación, en algo más de 500.000 votos a la fecha.

Una coda de Gramsci

La izquierda del continente tiene delante lecciones para aprender y procesos críticos que favorecer, para salir de la ciencia política convencional, la que se inspira en los postulados de Max Weber en favor de la representación política, que tiene a figuras influyentes como el fallecido Laclau y su compañera Chantal Mouffe.


Es necesario que se avance a la ciencia política que refundó el discurso y la práctica subalterna, que registra Gramsci en sus notas de la cárcel. Este giro radical propone la dominación hegemónica, esto es, la dirección de los subalternos en el nuevo estado, que es el desafío siguiente en Venezuela, que, además, requiere hegemonía económica, que tampoco pasa todavía en la hermana república bolivariana.

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