sábado, 17 de marzo de 2018


¿A dónde va el agua al molino, después de la elección del 11?

Miguel Angel Herrera Zgaib
Director Grupo presidencialismo y participación
Observatorio posconflicto y elecciones

Germán Vargas Lleras escogió ya su acompañante vicepresidencial, Juan Carlos Pinzón, quien hizo el mejor segundo trabajo de campaña en redes sociales; así la derecha de Colombia le suma un joven candidato de la reacción, de origen conservador, a su fórmula para la primera vuelta. De ese modo, Vargas equilibra fuerzas con el candidato de la reacción: Duque/Uribe, quien también puso a una conservadora, Marta Lucía, de derecha, en su sumatoria elemental propia de la táctica actual del neo-bipartidismo.

Entre tanto, la izquierda parece congelarse en sus cuarteles de invierno, hasta que asome la cabeza en una gran concentración popular en Suacha este domingo, donde Gustavo Petro anunciará quien lo acompaña, y cuáles son las líneas fundamentales de su campaña. Luego de recibido los desaires de los delfines de Luis Carlos Galán, en particular, Juan Manuel, quien pasó el trago amargo “brindado” por su ungido, el expresidente César Gaviria, a quien convirtió en presidente de Colombia, con la bendición del clan Galán/Pachón.

 Ahora Gaviria impone su voluntad sobre un liberalismo deshilachado y de capa caída, enfrentando un conato de rebelión que lideran dos santandereanos, Cristo y Serpa, a los que se une el caucano Luis Fernando Velasco, apoyados por el expresidente Ernesto Semper, mentor intelectual de la facción Poder Popular que creó a la derrota de Alfonso López Michelsen, de quien fuera el jefe de campaña de su segunda frustrada aspiración presidencial. 

¿Cuál es la diferencia?

En el actual neo-bipartidismo dos facciones se disputan la conducción del bloque dominante. La una es la coalición bipartidista que comanda la derecha, porque Vargas/Pinzón aceptan la paz de Santos, pero no sus consecuencias inmediatas, en particular, la JEP y las circunscripciones electorales para víctimas. El mariscal de campo en este bloque político electoral, es Juan Manuel Santos, un tahúr al servicio del capital financiero que expropia plusvalía vía modo de producción de la comunicación/información.

La otra coalición, que marcha a la punta, en cuanto a mediciones, por resultado electoral y favorabilidad en las encuestas, es la reacción la que comanda, con Iván Duque al frente, y Marta Lucía en la retaguardia. El mariscal de campo es aquí el chalán Álvaro Uribe Vélez, defensor de los intereses terratenientes y ganaderos.

¿Qué pasa con el centro?

El centro tiene dos adalides, a su turno, un matemático, pedagogo, Sergio Fajardo, y un ex nadaista, constitucionalista, Humberto De la Calle. Los dos se jugaron con la paz neoliberal de Santos, y con lo que esta implica en su accidentada implementación. Ellos no quieren, y lo dicen, que la paz se haga trizas, pero, eso sí, no tienen el más mínimo entusiasmo por la igualdad social, y tampoco se juegan por el desmonte de los privilegios ancestrales. 

En cambio, ellos son liberales, que en lo que creen es en "la igualdad de oportunidades" educativas. Eso sí, de reforma agraria nada; de titulación de baldíos, y de tierra expropiada a los narcos, sí, pero de manera dosificada, sin ir a disputarle el piedemonte a los mga proyectos agroindustriales, como los que se vienen imponiendo en Vichada, Guaviare ahora, y los de Meta, Chocó y Nariño en de Nantes, en contra de campesinos y minorías étnicas habitantes de tales territorios.

Cada uno, Fajardo y De la Calle, por separado, se hundirá, pero, con todo están empecinados en ir a la primera vuelta y hacerse contar. Coinciden también en que ninguno se unirá a Petro, por lo que los petristas de sus partidos tendrán que desprenderse de aquellos liderazgos, para respaldarlo en la primera vuelta, como, en efecto, supongo que ocurrirá más temprano que tarde.

Petro n´est pas bon. He´s no good!

Así las cosas, este Centro, vergonzante y vergonzoso, al borde del soponcio político prefiere taparle el camino a la izquierda, sirviendo a su pesar, de dientes para afuera de títere estratégico al triunfo combinado de la reacción/derecha.

Además, el "rey filósofo" Antanas descubre en público una mácula en la pátina de Gustavo Petro. Aduce que éste no ha respetado la legalidad, cuando fue militante del M19, y ahora que amenaza con el ejercicio constituyente para hacer la reforma económica y social.  

Hay también dos satélites cargados de votos e intereses, que gravitan con cálculo nervioso alrededor del Centro y la Derecha: el Conservatismo oficialista que preside Hernán Andrade, recién absuelto por la CSJ, y el Partido de la U, de Roy Barreras. Él  propagandiza a su candidato hechizo, "Humberto Fajardo".

Unos y otros parecen hacerle la "esperita" al candidato de la izquierda, el más temido rival del establecimiento, según lo que dicen las vocerías bipartidistas, y la tercería neoliberal/verde. ¿Por qué? Gustavo Petro tiene hasta el miércoles para anunciar a la vicepresidencia definitiva.

¿Qué es lo que pasa ?
Gustavo Petro anunciará este domingo a Angela María Robledo, un nombre que suma, e interpela a las mujeres y las causas sociales con solvencia y elocuencia. Sin embargo, en número está claro que Gustavo y la lista de la decencia tuvieron buenos resultados, pero no es cantidad suficiente frente a lo obtenido por su adversario principal, Iván Duque y el CD.  

En ambos casos, la consulta fue favorable, pero favoreció más a  Duque; pero,  para éste es notoria la diferencia entre los votos obtenidos por la lista es mayor en casi 1.800.000, que por ser una consulta abierta señala que la votaron gentes del establecimiento bipartidista.

Con Petro hay también una diferencia entre los votos de la lista de la decencia, y los 2.8 millones cosechados en la consulta. Por último, los dos puntean en la percepción ciudadana medida por las encuestas. En la última, Petro aventajaba a Duque, pero el margen de error borra la diferencia de 3%, porque aquel es de 3,6%.

¿Cómo resolver la lucha entre adversarios?

Con este cuadro, producto del análisis de los factores conocidos ya referidos, ¿qué tendencias están a la vista, a dónde pueden conducir?

Para la primera vuelta están definidos los contendores de la derecha y la reacción, quienes irán separados a correr su suerte. Están envalentonados por diferentes razones, Duque y Vargas, y sus apoyos en la sombra, Uribe y Santos. Ellos representan la vocería del establecimiento, en guardia contra los efectos derivados de aceptar la presencia subalterna en la disputa política, que ya casi es completa, con el reinicio de las conversaciones de paz con el Eln, después del paro armado, en la ciudad de Quito.

El centro está, igualmente, premunido de lo conseguido en las elecciones del Congreso. La Alianza Verde con la dupla No a la corrupción, sí a la educación consiguió doblar sus senadores con el concurso carismático de Antanas.

Mientras tanto, el Liberalismo, con la dictadura de César Gaviria. Presume también que sigue adelante en la votación a cámara, aunque perdió 7 congresistas en total, repartidos en las dos cámaras.  Por estos resultados tiene en rebeldía a la fracción que  lidera del ex presidente Ernesto Samper Pizano, cuyos oficiales en el campo de batalla partidista son Cristo y Serpa, con pocas expectativas de triunfo.

Bajo estas premisas, los candidatos se disponen al suicidio en materia de presidencia. Quieren hacerse contar, en el entendido que si pierden serán llamados a colaborar con los triunfadores, de manera diferencial.

Ahora bien. No será lo mismo si gana la reacción, que si lo hace la derecha. De la Calle y Fajardo ha rechazado unirse con Gustavo Petro, en el entendido que no aceptan el programa de lucha contra la desigualdad social por vía de la Constituyente; la reforma sí, pero sin traumatismos subalternos, sin el protagonismo de éstos.
Petro ha dicho también que el nada tiene que ver con la Farc, y que no se identifica con el quehacer político económico de la Venezuela de Chávez/Maduro, en pocas palabras, con el extractivismo, que de suyo prueba, por el contrario, marca su coincidencia de los gobiernos bipartidistas desde que está vigente la nueva Constitución con el poder gobernante en Venezuela, en una escala diferenciada.

A Petro, escogida su fórmula, Angela María, ésta es reconocida  y capaz de persuadir en los dos meses que le quedan a los subalternos, atendiendo a los reclamos de los pobres, excluidos, segregados, del campo y la ciudad, y al grueso de los jóvenes, quienes de modo regular se abstienen, para  que esta vez sí voten por la izquierda moderada, que quiere reducir la corrupción a sus mínimas proporciones, desmontar privilegios sin acudir a las confiscaciones para avanzar en materia de igualdad social, conforme lo prometió la Constitución,  y no lo ha cumplido el estado colombiano.

La consulta Petro/Caicedo superó en números absolutos las votaciones que la izquierda colombiana había obtenido. Con una diferencia, claro está, no era la elección presidencial El primer lugar lo sigue ocupando Carlos Gaviria Díaz, el candidato del PDA, cuando enfrentó a su exalumno de Introducción al Derecho en la Universidad de Antioquia.

Precisando las tendencias en pugna

 Concluyamos, que son dos las principales, que dan entidad liderando dos bloques enfrentados en la disputa presidencial. Uno es el dominante, que dinamizan las fracciones de derecha y reaccionaria. Es el bloque que respalda el partido de la guerra, y sus líderes se mueven de modo centrípeto, al estar amenazadas por el enemigo/adversario, esto es, el bloque subalterno que hoy empieza a disputarle, firmada la paz con las Farc-Ep, la hegemonía en la conducción de la sociedad civil, siendo la génesis del partido de la paz democrática.

 Por lo pronto, ambos bloques compiten para ganar el gobierno indiscutido de la sociedad política, particularmente, el poder ejecutivo está en la liza electoral, porque en el legislativo coaligadas tienen una mayoría significativa para bloquear los procesos de reformas fundamentales que acudan al procedimiento de la vía ordinaria, cada vez que puedan afectar los intereses del bloque agrario dominante, por una parte; y por la otra, contrastar las fórmulas de política pública que disciplinen la voracidad y las pingües ganancias del capital financiero desbocado e irresponsable. 

Hay todavía la posibilidad de hacer el bloque de centro izquierda, hoy por hoy, de carácter centrífugo, aunque su centro se autoproclama todavía defensor y propulsor de la paz en el posconflicto, pero que se asusta ante la inminencia de un triunfo de la izquierda moderada, progresista. Entonces preferirá alinearse con el bloque de la reacción, o la derecha, por acción o por omisión, en caso que uno u otro sean los rivales del progresismo humanista durante el ballotage.

Este inestable bloque de izquierdas, a pesar del rechazo público que hizo a cualquier relación con la Farc, sumará el apoyo de la insurgencia subalterna que hoy hace política abierta, la Farc; y pasará lo mismo con los sectores influidos por el Eln que retomó las conversaciones de paz con el gobierno Santos en Quito, que no saboteó el primer ciclo electoral pasado, y hará lo mismo en la elección de presidente. 

Quedan dos incógnitas por despejar: qué acogida obtendrá la escogencia de Ángela Robledo y la izquierda progresista y humana; con quiénes se irán el partido de la U, y el Conservatismo.
Eso sí, probablemente, el próximo miércoles tendremos las primeras mediciones ex post facto, que nos den cifras para ver el devenir de las tendencias arriba diagnosticadas, conocidos los resultados electorales y el comportamientos de los liderazgos al frente de los bloques principales que quieren hacerse hegemónicos en la conducción de la sociedad civil, y gobernar el posconflicto.

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