¿A dónde va el agua al molino, después de la elección del 11?
Miguel Angel Herrera
Zgaib
Director Grupo
presidencialismo y participación
Observatorio
posconflicto y elecciones
Germán Vargas Lleras
escogió ya su acompañante vicepresidencial, Juan Carlos Pinzón, quien hizo el
mejor segundo trabajo de campaña en redes sociales; así la derecha de Colombia
le suma un joven candidato de la reacción, de origen conservador, a su fórmula
para la primera vuelta. De ese modo, Vargas equilibra fuerzas con el candidato
de la reacción: Duque/Uribe, quien también puso a una conservadora, Marta
Lucía, de derecha, en su sumatoria elemental propia de la táctica actual del
neo-bipartidismo.
Entre tanto, la
izquierda parece congelarse en sus cuarteles de invierno, hasta que asome la
cabeza en una gran concentración popular en Suacha este domingo, donde Gustavo
Petro anunciará quien lo acompaña, y cuáles son las líneas fundamentales de su
campaña. Luego de recibido los desaires de los delfines de Luis Carlos Galán,
en particular, Juan Manuel, quien pasó el trago amargo “brindado” por su
ungido, el expresidente César Gaviria, a quien convirtió en presidente de
Colombia, con la bendición del clan Galán/Pachón.
Ahora Gaviria impone su voluntad sobre un
liberalismo deshilachado y de capa caída, enfrentando un conato de rebelión que
lideran dos santandereanos, Cristo y Serpa, a los que se une el caucano Luis
Fernando Velasco, apoyados por el expresidente Ernesto Semper, mentor intelectual
de la facción Poder Popular que creó a la derrota de Alfonso López Michelsen,
de quien fuera el jefe de campaña de su segunda frustrada aspiración
presidencial.
¿Cuál es la
diferencia?
En el actual neo-bipartidismo
dos facciones se disputan la conducción del bloque dominante. La una es la coalición
bipartidista que comanda la derecha, porque Vargas/Pinzón aceptan la paz de
Santos, pero no sus consecuencias inmediatas, en particular, la JEP y las
circunscripciones electorales para víctimas. El mariscal de campo en este
bloque político electoral, es Juan Manuel Santos, un tahúr al servicio del
capital financiero que expropia plusvalía vía modo de producción de la
comunicación/información.
La otra coalición, que marcha a
la punta, en cuanto a mediciones, por resultado electoral y favorabilidad en las
encuestas, es la reacción la que comanda, con Iván Duque al frente, y Marta
Lucía en la retaguardia. El mariscal de campo es aquí el chalán Álvaro
Uribe Vélez, defensor de los intereses terratenientes y ganaderos.
¿Qué pasa con el
centro?
El centro tiene dos
adalides, a su turno, un matemático, pedagogo, Sergio Fajardo, y un ex nadaista,
constitucionalista, Humberto De la Calle. Los dos se jugaron con la paz
neoliberal de Santos, y con lo que esta implica en su accidentada
implementación. Ellos no quieren, y lo dicen, que la paz se haga trizas, pero,
eso sí, no tienen el más mínimo entusiasmo por la igualdad social, y tampoco se
juegan por el desmonte de los privilegios ancestrales.
En cambio, ellos son
liberales, que en lo que creen es en "la igualdad de oportunidades"
educativas. Eso sí, de reforma agraria nada; de titulación de baldíos, y
de tierra expropiada a los narcos, sí, pero de manera dosificada, sin ir a
disputarle el piedemonte a los mga proyectos agroindustriales, como los que se
vienen imponiendo en Vichada, Guaviare ahora, y los de Meta, Chocó y Nariño en
de Nantes, en contra de campesinos y minorías étnicas habitantes de tales
territorios.
Cada uno, Fajardo y
De la Calle, por separado, se hundirá, pero, con todo están empecinados en ir a
la primera vuelta y hacerse contar. Coinciden también en que ninguno se unirá a
Petro, por lo que los petristas de sus partidos tendrán que desprenderse de
aquellos liderazgos, para respaldarlo en la primera vuelta, como, en efecto,
supongo que ocurrirá más temprano que tarde.
Petro n´est pas bon.
He´s no good!
Así las cosas, este Centro,
vergonzante y vergonzoso, al borde del soponcio político prefiere taparle el
camino a la izquierda, sirviendo a su pesar, de dientes para afuera de títere
estratégico al triunfo combinado de la reacción/derecha.
Además, el "rey
filósofo" Antanas descubre en público una mácula en la pátina de Gustavo
Petro. Aduce que éste no ha respetado la legalidad, cuando fue militante del
M19, y ahora que amenaza con el ejercicio constituyente para hacer la reforma
económica y social.
Hay también dos
satélites cargados de votos e intereses, que gravitan con cálculo nervioso alrededor
del Centro y la Derecha: el Conservatismo oficialista que preside Hernán
Andrade, recién absuelto por la CSJ, y el Partido de la U, de Roy Barreras.
Él propagandiza a su candidato hechizo,
"Humberto Fajardo".
Unos y otros parecen
hacerle la "esperita" al candidato de la izquierda, el más temido
rival del establecimiento, según lo que dicen las vocerías bipartidistas, y la
tercería neoliberal/verde. ¿Por qué? Gustavo Petro tiene hasta el miércoles para
anunciar a la vicepresidencia definitiva.
¿Qué es lo que pasa ?
Gustavo Petro anunciará
este domingo a Angela María Robledo, un nombre que suma, e interpela a las
mujeres y las causas sociales con solvencia y elocuencia. Sin embargo, en
número está claro que Gustavo y la lista de la decencia tuvieron buenos
resultados, pero no es cantidad suficiente frente a lo obtenido por su
adversario principal, Iván Duque y el CD.
En ambos casos, la
consulta fue favorable, pero favoreció más a Duque; pero, para éste
es notoria la diferencia entre los votos obtenidos por la lista es mayor en
casi 1.800.000, que por ser una consulta abierta señala que la votaron gentes
del establecimiento bipartidista.
Con Petro hay también
una diferencia entre los votos de la lista de la decencia, y los 2.8 millones
cosechados en la consulta. Por último, los dos puntean en la percepción
ciudadana medida por las encuestas. En la última, Petro aventajaba a Duque,
pero el margen de error borra la diferencia de 3%, porque aquel es de 3,6%.
¿Cómo resolver la
lucha entre adversarios?
Con este cuadro,
producto del análisis de los factores conocidos ya referidos, ¿qué tendencias
están a la vista, a dónde pueden conducir?
Para la primera
vuelta están definidos los contendores de la derecha y la reacción, quienes
irán separados a correr su suerte. Están envalentonados por diferentes razones,
Duque y Vargas, y sus apoyos en la sombra, Uribe y Santos. Ellos representan la
vocería del establecimiento, en guardia contra los efectos derivados de aceptar
la presencia subalterna en la disputa política, que ya casi es completa, con el
reinicio de las conversaciones de paz con el Eln, después del paro armado, en
la ciudad de Quito.
El centro está,
igualmente, premunido de lo conseguido en las elecciones del Congreso. La
Alianza Verde con la dupla No a la corrupción, sí a la educación consiguió
doblar sus senadores con el concurso carismático de Antanas.
Mientras tanto, el
Liberalismo, con la dictadura de César Gaviria. Presume también que sigue
adelante en la votación a cámara, aunque perdió 7 congresistas en total,
repartidos en las dos cámaras. Por estos resultados tiene en rebeldía a
la fracción que lidera del ex presidente
Ernesto Samper Pizano, cuyos oficiales en el campo de batalla partidista son
Cristo y Serpa, con pocas expectativas de triunfo.
Bajo estas premisas,
los candidatos se disponen al suicidio en materia de presidencia. Quieren
hacerse contar, en el entendido que si pierden serán llamados a colaborar con
los triunfadores, de manera diferencial.
Ahora bien. No será
lo mismo si gana la reacción, que si lo hace la derecha. De la Calle y Fajardo
ha rechazado unirse con Gustavo Petro, en el entendido que no aceptan el
programa de lucha contra la desigualdad social por vía de la Constituyente; la
reforma sí, pero sin traumatismos subalternos, sin el protagonismo de éstos.
Petro ha dicho
también que el nada tiene que ver con la Farc, y que no se identifica con el
quehacer político económico de la Venezuela de Chávez/Maduro, en pocas
palabras, con el extractivismo, que de suyo prueba, por el contrario, marca
su coincidencia de los gobiernos bipartidistas desde que está vigente la
nueva Constitución con el poder gobernante en Venezuela, en una escala
diferenciada.
A Petro, escogida su
fórmula, Angela María, ésta es reconocida y capaz de persuadir en los dos
meses que le quedan a los subalternos, atendiendo a los reclamos de los pobres,
excluidos, segregados, del campo y la ciudad, y al grueso de los jóvenes,
quienes de modo regular se abstienen, para que esta vez sí voten por la izquierda
moderada, que quiere reducir la corrupción a sus mínimas proporciones,
desmontar privilegios sin acudir a las confiscaciones para avanzar en materia
de igualdad social, conforme lo prometió la Constitución, y no lo ha cumplido el estado colombiano.
La consulta
Petro/Caicedo superó en números absolutos las votaciones que la izquierda
colombiana había obtenido. Con una diferencia, claro está, no era la elección
presidencial El primer lugar lo sigue ocupando Carlos Gaviria Díaz, el
candidato del PDA, cuando enfrentó a su exalumno de Introducción al Derecho en
la Universidad de Antioquia.
Precisando las tendencias en pugna
Concluyamos, que son dos las principales, que
dan entidad liderando dos bloques enfrentados en la disputa presidencial. Uno
es el dominante, que dinamizan las fracciones de derecha y reaccionaria. Es el
bloque que respalda el partido de la guerra, y sus líderes se mueven de modo
centrípeto, al estar amenazadas por el enemigo/adversario, esto es, el bloque
subalterno que hoy empieza a disputarle, firmada la paz con las Farc-Ep, la
hegemonía en la conducción de la sociedad civil, siendo la génesis del partido
de la paz democrática.
Por lo pronto, ambos bloques compiten para
ganar el gobierno indiscutido de la sociedad política, particularmente, el
poder ejecutivo está en la liza electoral, porque en el legislativo coaligadas
tienen una mayoría significativa para bloquear los procesos de reformas
fundamentales que acudan al procedimiento de la vía ordinaria, cada vez que
puedan afectar los intereses del bloque agrario dominante, por una parte; y por
la otra, contrastar las fórmulas de política pública que disciplinen la
voracidad y las pingües ganancias del capital financiero desbocado e
irresponsable.
Hay todavía la
posibilidad de hacer el bloque de centro izquierda, hoy por hoy, de carácter
centrífugo, aunque su centro se autoproclama todavía defensor y propulsor de la
paz en el posconflicto, pero que se asusta ante la inminencia de un triunfo de
la izquierda moderada, progresista. Entonces preferirá alinearse con el bloque
de la reacción, o la derecha, por acción o por omisión, en caso que uno u otro
sean los rivales del progresismo humanista durante el ballotage.
Este inestable bloque
de izquierdas, a pesar del rechazo público que hizo a cualquier relación con la
Farc, sumará el apoyo de la insurgencia subalterna que hoy hace política
abierta, la Farc; y pasará lo mismo con los sectores influidos por el Eln que
retomó las conversaciones de paz con el gobierno Santos en Quito, que no
saboteó el primer ciclo electoral pasado, y hará lo mismo en la elección de
presidente.
Quedan dos incógnitas
por despejar: qué acogida obtendrá la escogencia de Ángela Robledo y la izquierda
progresista y humana; con quiénes se irán el partido de la U, y el
Conservatismo.
Eso sí,
probablemente, el próximo miércoles tendremos las primeras mediciones ex post
facto, que nos den cifras para ver el devenir de las tendencias arriba
diagnosticadas, conocidos los resultados electorales y el comportamientos de
los liderazgos al frente de los bloques principales que quieren hacerse
hegemónicos en la conducción de la sociedad civil, y gobernar el posconflicto.
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