sábado, 31 de marzo de 2018

PERSPECTIVA SUBALTERNA

STEPHEN HAWKING, UN ATEO EN LA IGLESIA DE LA U. DE CAMBRIDGE

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Proyecto Pensamiento de Ruptura

Por estos días el mundo se enteró que había muerto un célebre astrofísico, el británico Stephen Hawking. Él que padeció hasta la muerte una enfermedad degenerativa, en vida, con completa lucidez, se proclamó ateo a los cuatro vientos.

Sin embargo, hoy, los televidentes y quienes atienden a las cadenas de noticias internacionales, entre los que me cuento, recibimos confirmación que su familia, los hijos que lo sobreviven, ni cortos ni perezosos, llevaron el cadáver de su padre a la velación en una catedral en la Universidad de Cambridge, que tiene como la mayoría de las universidades, una génesis religiosa.

Por supuesto, nada sabemos de cuál hubiera sido su última voluntad, si la hizo constar por escrito. Pero, lo que si conocemos todos los curiosos, es que él se rehusó a sostener que se requiriera de un principio sobrenatural para explicar el "origen" de nuestro universo.

Es el fruto de una explosión original, el célebre big bang, que extendió, expandió la materia en el espacio tiempo, sujeta a la lógica de la entropía que hizo notable a Ilya Prigogine. Más aún, Stephen, el ateo, se hizo eco de la probabilidad de la existencia de otros universos, producidos del mismo modo que el del que hacemos parte. La palabra que lo resume es la de multiversos.

Pues, bien, el selecto grupo de los ateos no está conforme con la mala pasada que le jugaron al ilustre difunto, quien, sin embargo, con cierta ironía trascendental, repite con susurros, "y, sin embargo, soy ateo".

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