miércoles, 27 de junio de 2018

UNA CLARINADA DE ALERTA
LA JEP HERIDA DE MUERTE EN EL SENADO

miguel angel herrera zgaib
profesor asociado, ciencia política, unal
director grupo presidencialismo y participación, colciencias/unijus.

Este 27 de junio, cuando se realice la conciliación del texto de la ley que aprueba el procedimiento para la JEP, quedará claro cómo se le dio la estocada mortal a la justicia, que es nuclear en los acuerdos de paz pactados entre el gobierno y la insurgencia subalterna de las Farc-Ep.

Es el resultado directo del triunfo de la coalición de la reacción y la derecha colombiana, que ganó la elección presidencial del pasado 17 de junio. Está en correspondencia con lo anunciado por Iván Duque, quien sin posesionarse va "limpiando" el establo de Augías, ayudado por sus palafreneros, a quienes ordena el jefe de la bancada del CD en la sombra.

El remate discursivo de Paloma Valencia, preanunciando que lo que sigue es sacar a la representación congresional de las Farc- Ep, completa este acto de tragicomedia que quiere echarle más fuego a la hoguera de una guerra fratricida.

Por supuesto, que la modificación sustancial de lo pactado por la vía de su reglamentación deberá ser declarado inexequible por la Corte cuando se haga la revisión respectiva.

Pero, no parece seguro que tal vaya a ser el pronunciamiento, con el antecedente de hoy, cuando la Corte Constitucional se refirió a lo actuado por la JEP en el caso particular del trámite de la petición de extradición de Jesús Santrich.

La verdad del conflicto armado

En el sentido de sus partícipes directos e indirectos, y las responsabilidades que de ello se derivan ha quedado deshojado como una margarita ensangrentada que enluta lo que queda de la justicia nacional, si prospera esta maniobra que se perpetra con todo y cómplices.

Primero salieron los terceros, y ahora se orquesta la partida de los militares. En resumen, los únicos que quedan con obligación de contar la verdad son los integrantes de la guerrilla.

En el campo de la guerra social interna toma cuerpo una situación similar a lo que se intentó con el delito de cohecho, cometido por funcionarios del presidente Uribe, para obtener su reelección.

Esta actuación criminal requería de dos partes, pero por arte de leguleyos quedó prácticamente desvirtuado el cohecho en su existencia, casi hasta el final. Y al primer beneficiado no le pasó nada, cobijado por la inmunidad presidencial.

Otro tanto se replica aquí y ahora

En el marco del senado de mayoría rendida, obsecuente, con lo que ocurre en este aciago 27 de junio, de prosperar la conciliación de la ley de procedimiento de la JEP. Es la vía impuesta por los vencedores en la pasada elección, que niegan la guerra interna, e insisten en el hacer criminal de los bandidos de las Farc-ep, en particular, su dirigencia superior.

Queda una talanquera, la del poder judicial en su máxima instancia, que impida que prospere esta insensatez mayúscula, y este despropósito político. Pronto lo veremos.

Mientras tanto, las fuerzas democráticas, los millones de colombianos que respaldan los acuerdo de La Habana tienen que estar en guardia, en vigilia permanente, porque la paz pactada está herida de muerte. Un nuevo régimen del miedo asoma las orejas. La inteligencia, la pasión por la verdad y la ética ciudadana no pueden pasar de agache.

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