lunes, 1 de julio de 2019


LA DERROTA DE LA SELECCIÓN COLOMBIA: REFLEJO DE NUESTRA REALIDAD NACIONAL

Por: Jorge García Villamizar.

Sin ánimo de echar sal a la herida, propongo una sencilla reflexión sobre la derrota frente a Chile, puesto que la encuentro asimilable a lo que ocurre en la política nacional; por ejemplo, las circunstancias en el ámbito de lo decisional de la eliminación de Colombia en la Copa América tienen rasgos comunes, con las del fracaso en el trámite de los proyectos de la consulta anticorrupción.

La previa al partido contra Chile estuvo enmarcada por una fase de grupos donde Colombia consiguió 9 de 9 puntos posibles. Los periodistas se deshacían en elogios hacia el técnico Queiroz y el capitán del equipo, James Rodríguez. La fanaticada, optimista, auguraba una victoria que encaminaría a la selección hacia la consagración. Sin embargo, lo ocurrido en el terreno de juego desencantó y enterró las ilusiones. Se observó, confusión, poca preparación e impotencia. Aunque se gozaron las victorias de la fase de grupos, en el momento decisivo la selección falló nuevamente. Colombia quedó por fuera de la Copa América.

De la misma manera, la sociedad colombiana ha fallado en momentos decisivos. En este caso, en los momentos de acudir a las urnas y expresar la voluntad política de los ciudadanos. Una y otra vez elegimos mal; elegimos lanzar el penalti muy alto, o muy suave, o muy desviado. Pero nunca logramos marcar el gol para vencer la corrupción, ni la violencia, mucho menos el narcotráfico. Bien sea en el plebiscito por la paz o en elecciones populares de autoridades, tomamos decisiones que nos hunden, que nos hacen perder.

En la consulta anticorrupción impulsada por Claudia López y su partido, los colombianos al igual que Tesillo, erramos; no se alcanzó el umbral para convertir en ley una serie de medidas que castigaban a los funcionarios corruptos en el congreso. El resultado: una nueva derrota y la eliminación de los proyectos de ley. 


El sabor amargo de esta derrota fue aumentado por la desfachatez con la que Congreso y Gobierno hundieron las iniciativas de la consulta, incumpliendo en su gran mayoría, las promesas hechas frente a los 11.8 millones de votos que alcanzó la consulta. Este importante resultado, al igual que la victoria contra Argentina en la fase de grupos, quedará como una simple anécdota.

En ambos casos, algunos líderes de opinión calman las aguas con argumentos anodinos que justifican la derrota. Sobre la selección, se dice que Carlos Queiroz está recién llegado y que lo ocurrido es una buena lección para la copa del próximo año. 

En el caso de las medidas anticorrupción se decía que eran innecesarias y populistas. Afirmaban sin tener pruebas de ello, que el trámite legislativo es más efectivo que un mandato popular directo.  Lo cierto es que estos argumentos calan dentro de la opinión pública y permiten darle continuidad a estrategias equivocadas que nos marginan de la gloria deportiva o del bienestar social.

También es similar la poca visión de los líderes que conducen a la selección y a nuestro país político. Pareciera que somo incapaces de pensar como equipo y trabajar por un objetivo común.  La soberbia de James Rodríguez en la cancha, que al parecer lo ha marginado de los equipos top del futbol mundial, es parecida a la de Claudia López en sus intervenciones públicas, quien ha fallado en su análisis de coyuntura y parece incapaz de aceptar sus equivocaciones. Ambos, menosprecian a los propios y a sus adversarios; se arropan en su indiscutible talento para tomar decisiones individuales y establecer estrategias que, según lo visto, terminaron fallidas.

Ciertamente, en el ámbito de lo colectivo y de la política el todo siempre es mayor que la suma de sus partes. Por eso acá no se trata de señalar responsabilidades individuales ni de buscar chivos expiatorios que nos permita expiar culpas para continuar cómodamente por senderos equivocados. Por el contrario, se debe respetar a quienes, a punta de talento, logran sobresalir y proponer un modo diferente de hacer las cosas.  

Colombia no perdió contra Chile por culpa de Tesillo o James; perdió porque la capacidad de juego de la selección fue inferior a la de su rival. De la misma manera, no fue culpa de Claudia López el hundimiento de la consulta anticorrupción. Se hundió por la incapacidad de la sociedad colombiana de tomar conciencia de su paupérrima situación y organizarse para transformarla.  En ambos casos, los ganadores fueron otros, no nosotros.

¿Será que fuimos hechos para ser perdedores?
No lo creo. Fuimos hechos para ser lo que queramos, sin olvidar los condicionamientos; la violencia no es uno de ellos.  Me parece que podríamos iniciar un cambio sustancial, la mayoría de edad política, aprendiendo a tomar buenas decisiones.   


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