LA DERROTA DE LA SELECCIÓN
COLOMBIA: REFLEJO DE NUESTRA REALIDAD NACIONAL
Por: Jorge García
Villamizar.
Sin ánimo de
echar sal a la herida, propongo una sencilla reflexión sobre la derrota frente
a Chile, puesto que la encuentro asimilable a lo que ocurre en la política
nacional; por ejemplo, las circunstancias en el ámbito de lo decisional de la
eliminación de Colombia en la Copa América tienen rasgos comunes, con las del
fracaso en el trámite de los proyectos de la consulta anticorrupción.
La previa al
partido contra Chile estuvo enmarcada por una fase de grupos donde Colombia
consiguió 9 de 9 puntos posibles. Los periodistas se deshacían en elogios hacia
el técnico Queiroz y el capitán del equipo, James Rodríguez. La fanaticada,
optimista, auguraba una victoria que encaminaría a la selección hacia la
consagración. Sin embargo, lo ocurrido en el terreno de juego desencantó y
enterró las ilusiones. Se observó, confusión, poca preparación e impotencia. Aunque
se gozaron las victorias de la fase de grupos, en el momento decisivo la
selección falló nuevamente. Colombia quedó por fuera de la Copa América.
De la misma
manera, la sociedad colombiana ha fallado en momentos decisivos. En este caso,
en los momentos de acudir a las urnas y expresar la voluntad política de los
ciudadanos. Una y otra vez elegimos mal; elegimos lanzar el penalti muy alto, o
muy suave, o muy desviado. Pero nunca logramos marcar el gol para vencer la
corrupción, ni la violencia, mucho menos el narcotráfico. Bien sea en el
plebiscito por la paz o en elecciones populares de autoridades, tomamos
decisiones que nos hunden, que nos hacen perder.
En la consulta anticorrupción impulsada por Claudia López y su partido, los
colombianos al igual que Tesillo, erramos; no se alcanzó el umbral para
convertir en ley una serie de medidas que castigaban a los funcionarios
corruptos en el congreso. El resultado: una nueva derrota y la eliminación de
los proyectos de ley.
El sabor
amargo de esta derrota fue aumentado por la desfachatez con la que Congreso y
Gobierno hundieron las iniciativas de la consulta, incumpliendo en su gran
mayoría, las promesas hechas frente a los 11.8 millones de votos que alcanzó la
consulta. Este importante resultado, al igual que la victoria contra Argentina
en la fase de grupos, quedará como una simple anécdota.
En ambos
casos, algunos líderes de opinión calman las aguas con argumentos anodinos que
justifican la derrota. Sobre la selección, se dice que Carlos Queiroz está recién
llegado y que lo ocurrido es una buena lección para la copa del próximo año.
En
el caso de las medidas anticorrupción se decía que eran innecesarias y
populistas. Afirmaban sin tener pruebas de ello, que el trámite legislativo es más
efectivo que un mandato popular directo.
Lo cierto es que estos argumentos calan dentro de la opinión pública y
permiten darle continuidad a estrategias equivocadas que nos marginan de la
gloria deportiva o del bienestar social.
También es
similar la poca visión de los líderes que conducen a la selección y a nuestro
país político. Pareciera que somo incapaces de pensar como equipo y trabajar
por un objetivo común. La soberbia de
James Rodríguez en la cancha, que al parecer lo ha marginado de los equipos top
del futbol mundial, es parecida a la de Claudia López en sus intervenciones
públicas, quien ha fallado en su análisis de coyuntura y parece incapaz de
aceptar sus equivocaciones. Ambos, menosprecian a los propios y a sus
adversarios; se arropan en su indiscutible talento para tomar decisiones
individuales y establecer estrategias que, según lo visto, terminaron fallidas.
Ciertamente,
en el ámbito de lo colectivo y de la política el todo siempre es mayor que la
suma de sus partes. Por eso acá no se trata de señalar responsabilidades
individuales ni de buscar chivos expiatorios que nos permita expiar culpas para
continuar cómodamente por senderos equivocados. Por el contrario, se debe
respetar a quienes, a punta de talento, logran sobresalir y proponer un modo
diferente de hacer las cosas.
Colombia no
perdió contra Chile por culpa de Tesillo o James; perdió porque la capacidad de
juego de la selección fue inferior a la de su rival. De la misma manera, no fue
culpa de Claudia López el hundimiento de la consulta anticorrupción. Se hundió
por la incapacidad de la sociedad colombiana de tomar conciencia de su
paupérrima situación y organizarse para transformarla. En ambos casos, los ganadores fueron otros,
no nosotros.
¿Será que fuimos
hechos para ser perdedores?
No lo creo. Fuimos
hechos para ser lo que queramos, sin olvidar los condicionamientos; la
violencia no es uno de ellos. Me parece
que podríamos iniciar un cambio sustancial, la mayoría de edad política, aprendiendo a tomar buenas decisiones.
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