IGUALDAD
SOCIAL Y DEMOCRACIA.
LA
PRUEBA DE BERNIE EL “ROJO.”
miguel angel herrera zgaib, Ph.D.
Paul Street, en un texto escrito para CounterPunch, inventaría la
cantidad de sandeces contra Bernie Sanders, propuestas por los media
estadounidenses, incluida la así denominada "prensa liberal" que
representan el New York Times y el Wahington Post.
Él ejemplifica con varios casos, a la
vez que destaca también cómo se tilda a Sanders de comunista, una posición de
la que él mismo, durante su extensa carrera como político independiente jamás
habló. Pero, él sí ha sido explícito en cuanto al retroceso más que evidente en
términos de igualdad social que aqueja a la inmensa mayoría de los Estados
Unidos, y el porqué de reclamarse socialista a la usanza en Escandinavia del
pasado siglo.
A pesar de la propaganda negra desplegada, que incluye la que su eventual rival, Michael Bloomberg, un republicano de hace poco tiempo, quien lo acusó de “comunista” durante las primarias de Nevada, éste sigue de primero en las preferencias del potencial electorado estadounidense, después del voto en las primarias de Carolina del Sur, que ganó Biden, por fin.
Sanders se dio el lujo en días
pasados, de elogiar el socialismo de Cuba, en lo que tiene que ver con los
evidentes logros en educación. La isla sigue siendo el archienemigo del
gobierno bipartidista estadounidense, desde cuando Fidel Castro hizo la famosa
declaración; más aún cuando fracasó la invasión cubano estadounidense a Bahía
Cochinos, que empujó con dignidad mundial al único proyecto de revolución
socialista triunfante en América Latina.
Asombra también, pero no sorprende que el segundo aspirante demócrata antes de las primarias de este sábado, en Carolina del Sur, Peter Buttigieg ataque también a Bernie. Porque Pete es el hijo de un gramsciano comunista, Joe Buttigieg, quien fuera presidente de la International Gramsci Society, a quien tuvimos de visita en el XIII Seminario Internacional Gramsci en la Facultad de Derecho.
El joven Buttigieg, exitoso
burgomaestre de la tercera ciudad de Indiana, South Bend. en verdad, tendría
que empezar a pensar en serio en ser parte de la fórmula que acompañe y
fortalezca a Sanders, en lugar de volver a repetir en la primaria de Carolina Sur
los ataques al pretendido programa socialista de Sanders, quien, entre otras,
enarbola la causa de más de 44 millones de jóvenes universitarios, quiene
adeudan US 1,6 billones, que suma el valor de sus carreras, porque Estados
Unidos, al contrario de Cuba, no ofrece educación superior gratuita a sus
jóvenes. ¿Por qué?
Estos interrogantes, luego del debate del martes hace 15 días, donde Sanders salió airoso en sus repuestas, y Michael Bloomberg apabullado, los despejará la opinión pública con definitiva claridad, el supermartes, cuando habrá la simultánea votación de delegados a las primarias en 14 estados. Estas definen la tercera parte de los delegados a la Convención nacional demócrata que proclamará a su candidato presidencial que enfrentará a Trump.
Los 10
días que sacuden al establecimiento.
“…con cada victoria de Sanders en las
primaria, la élite desconcertada de Wall Street y sus analistas favoritos se
rompen la cabeza pensando cómo un “extremista”…puede ganar las elecciones.”
Jeffrey D. Sachs. Profesor de Políticas Públicas en la U. de Columbia, en ET,
1/03/2020, p. 2.1.
En suma, son estos los 10 días que sacuden el establecimiento demócrata.
Hasta el punto que la misma Hillary Clinton empezó a rectificar su errático
rumbo, para darle cabida a la necesidad eventual de hacer campaña por el
"socialista" Bernie Sanders. A rajatabla, si él resulta ganador
indiscutible de las primarias de su partido en la contienda por la segunda
presidencia contra el nefando rey de las fake news. Ni modo que no lo fuera.
Parece que en el remedo de la democracia estadounidense la ciudadanía en desobediencia podrá cumplir un deseo aplazado desde los tiempos de la última presidencia de Roosevelt, cuando éste bloqueó sin empacho político las aspiraciones de Henry A. Wallace, quien fue candidato, enfrentando a Harry Truman, para la elección presidencial de 1948. Él aparece, aunque no lo nombren casi nadie, como el brillante antecesor del independiente Bernie, señalado y denostado hasta más no poder como social-demócrata, con la posibilidad de ser reivindicado ahora, pasados 72 años.
El estadista del New Deal prefirió poner en su lugar al cabildero, Harry S. Truman, el primer unabomber, hacedor del desastre atómico en Japón. Bernie Sanders, heredero del cerebro social del New Deal, Henry A. Wallace, dispone su voluntad, y las huestes indignadas y ateridas de millones de jóvenes, por segunda vez.
Este el más serio intento de potenciar el compromiso con la
igualdad social y la democracia postindustrial, que parafrasea, en parte, y
desarrolla el decir de un ilustre pedagogo y ensayista, John Dewey, de la
primera mitad del siglo XX. El fué cofundador
de la New School For Social Research, con el educador Johnson, en el primero ensayo
modesto de universidad nocturna para los trabajadores en el puerto de New York,
al comienzo del siglo XX.
La candidatura de Bernie Sanders, con
su terquedad democrática, hace posibles las condiciones del ejercicio necesario
de ésta que demandan las multitudes a lo largo y ancho del planeta, durante este
el siglo XXI. En sintonía con los subalternos que se levantan en todos los
continentes contra la desigualdad. Coincide con un momento en el que desde
China, el gigante socialista con pies de barro, exportó el virus de una grippe
no domada todavía, que poneen ascuas, por segunda vez, los mercados, y la meca
de Wall Street y sus analistas, distraídos antes en perseguir y encarnecer al
longevo Bernie.
Hasta el punto es la amenaza del
virus Corona, el fantasma de la pandemia, no del comunismo que el presidente
guasón, que ha reforzado los desmanes del pirata pelucón, que espetó por
twitter que obligará a las industrias privadas a producir tapabocas por
millones, después que murió uno de los ciudadanos cotangiados.
Recordándonos que la economía
estadounidense sigue siendo una economía de guerra desde cuando los Estados
Unidos se involucraron en la II Guerra Mundial, a raíz del ataque sufrido a
manos de Japón contra buena parte de su flota surta en el Pacífico; y ahora que
Trump anuncia con bombos y platillos que ha firmado un acuerdo inicial con el
Taliban, pasándose por la faja a los gobernantes afganos, que estuvo apoyando
con desperdicio de millones de dólares y vidas.
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