viernes, 2 de julio de 2021

 EL SEGUNDO MOMENTO DEL DESENLACE DE LA HEGEMONÍA EN COLOMBIA.

LOS JÓVENES EN LA PRIMERA LÍNEA DE LA  NUEVA CIVILIDAD ANTICAPITAL.

Miguel Angel Herrera  Zgaib, PhD

presidente de la IGS-Colombia.


En los escritos del semanario Viento Sur, empezando por el de Pedro Santana, su director, queda claro cuál es el saldo de respeto a los D.H. del gobierno en funciones, y cómo las autoridades cuidan del derecho a la vida, de modo principal. El balance es trágico, y coloca de nuevo a Colombia, el país político que lo representa mal, entre los "parias del mundo".


Allí están las cifras que insultan la condición humana, que no recuerdan con sangrienta elocuencia lo que sentenció Hannah Arendt, sobre los D.H., en el dantesco drama de la II Guerra Mundial, cuando denunció la banalidad del mal, para recordar a su modo, la implacable ética de Spinoza, y su más audaz discípulo en materia de moral, Federico Nietzsche.


De otra parte, se volvió a probar que la verdad efectiva de la cosa, en materia política, es la relación de fuerzas (no de violencias) como lo enseñó uno primero de los modernos, el inocultable Nicolás de Maquiavelo y su gran antecesor, el compañero literario, Dante Alighieri, quien junto a Virgilio hizo el recorrido fantástico que imaginó. 


Dante probó con su quehacer, antes que Maquiavelo, en las querellas entre Iglesia y poderes de príncipes y reyes, que el poder no es idéntico a violencia, es decir, dominación, y desnudo mando sobre el otro, sino también dirección, persuasión que se logra a través de un idioma común que hace posible dirigir y persuadir. Todo resumido, según la metáfora de un inigualado escritor analista del poder situado, Machiavelli, en la figura del centaura, ser humano y bestia en simultánea. 


Figura y lecciones que recuperó y potenció Antonio Gramsci, el comunista que estuvo en la primera línea de la lucha contra el fascismo, y en procura de realizar la lección fundada por Carlos Marx para los proletarios del nuevo mundo, de las modernidades, para empezar, burguesa y proletaria. Y quien descubrió la pluralidad que descubrió tal antagonismo, y que expresó en la primera genealogìa indicativa de los grupos y clases subalternas, en sus Quaderni del Carcere (1929-1935). 


Él anticipó el "estallido" de la primera modernidad plasmada en su gran poema la Divina Comedia que dió carta de identidad al italiano. Estamos en los 700 años de aquel autor maldito que resolvió la pluralidad dialectal y lingüística en una nueva, moderna, bella lengua romance.


Hoy, en la pluralidad subalterna, sobresalen nuevos actores de las revoluciones proletarias. En primera línea están los jóvenes, las mujeres, las minorías ètnicas, y los LGTBI+, todos alinderados en el ejèrcito de millones de pobres inducidos por la dominación neoliberal. Desde Antafogasta (Chile) y las ciudades colombianas en rebeldía, Cali, Bogotá, Popayàn, Pasto, Medellín, el pentágono de las nuevas luchas urbanas que enarbolan la doble tarea de la liberación y la emancipación.

Leer el ensayo publicado esta semana en el semanario virtual VIENTO SUR.


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